La vida desde una mirada diferente.
Entre otros
escritos que hice mientras pensaba y pensaba cómo describir lo que sentía, me
encontré con una reflexión que salió de mí ser, casi impulsivamente. Me di
cuenta que la VIDA era como el futbol. Sí, ese futbol que algunos les gusta y
que otros detestan tanto. Ese futbol que
apasiona y que a otros le importa la nada misma.
¿Por qué
llegué yo a concluir que la vida era como el futbol?
Antes de
eso, comparé a la “GENTE” (palabra que por estos días se me hace algo extraña)
con el futbol. Y como dije también antes, fue casi como un acto impulsivo.
Mientras meditaba sobre otras cosas relacionadas, entendí que la gente, para mí,
es como el futbol, para mí. Un pasatiempo, un juego, una entretenimiento. ¿Por
qué? Es así… la gente, cercana o distante es un pasatiempo para mi hostil forma
de ser, aunque, debo decirlo, el futbol me divierte mucho más.
Uno puede
ganar, empatar o perder. Puedes brillar y estar en lo más alto, pero también
puedes tocar el suelo con la frente embarrada. Puede que la gente que eleve por
los cielos, y también que te critiquen y que te pisoteen como quieren. Puedes
jugar bien, jugar mal, irte, volver, ser amonestado o ser expulsado. Y todo
esto tiene su gracia de entretenimiento, como lo es para mí la gente.
Hay quienes
hablan de ti creyendo conocerte bien, y pueden decir si eres bueno, malo, si
brillas o si no brillas, si sirves o no, si te quieren o te desprecian. Y todo
esto no es más que un simple juego al que estamos dedicados a jugar.
Ahora. La
vida como futbol también tiene otras cosas. Lo anterior era relacionado con
Gente-futbol. Ahora es la vida, tan volátil como ella sola, la que es comparada
con el futbol. Hay muchos tipos de juegos: 1) Los de pase (como me gustan a mi):
tranquilos, analizados, decididos, casi milimetrados. Este juego es quizás para
algunos, aburrido. Pero al final, es el que más te ayuda a aprender y analizar.
Te detienes, piensas, respiras, y resuelves. Y muchas veces estos muchos pases
te llevan al gol de la gloria, pero también, te pueden llevar a rebuscadas
fórmulas de “filosofía” que no te ayudan a ganar, pero que si te garantizan la
noción del control. 2) juego veloz: que te hace vivir a mil por hora. Corres y
corres buscando el arco, ese que te llevará a la victoria, pero ir tan
apresurado ¿de qué sirve, si no puedes mostrar todo el talento tuyo? Es bueno
también tener el control y no sólo hacer las cosas impulsivamente, porque esto,
quizás te puede llevar a cometer grandes errores que te pueden llevar hasta la
expulsión. 3) El pichanguero: el que estamos también acostumbrados a jugar.
Todos, de pobla, jugando como se nos ocurra dentro de un espacio que sabemos
que no es el correcto, jugando de la forma que sabemos que no es la correcta,
pero que sin embargo nos hará disfrutan de un buen rato.
Quizás
existan más formas de ver el futbol. Todos tienen una “filosofía” distinta
para verlo, analizarlo, amarlo.
Por mi
parte, disfruto viendo el tiki-taka, el de pase. Y en la vida real, es el que
utilizo, junto al pichanguero que es el que hace que mi subconsciente se
apodere de mí cuando no tengo ganas de seguir pensando, cuando quiero holgazanear.
El fútbol es para mí, como la gente: un pasatiempo. Pero también el fútbol ejemplifica muy bien la vida.
Finalizo
con algo que una vez escuché decir de un futbolista : “De toda la gente que mira y aprecia el futbol, sólo el 2% lo entiende realmente” Creo que este futbolista, tiene
toda la razón y hasta podemos decir que es igual si el futbol fuera la VIDA MISMA.
Katerine Cayupel